
Por Felicity Bradstock
Cuando el Presidente Biden presentó su Ley de Reducción de la Inflación (IRA) el verano pasado, sorprendió al mundo con el alcance de los compromisos climáticos que contenía. Aunque supuestamente dirigida a reducir la inflación, la legislación también proporciona un amplio apoyo político y financiación para la transición verde, proporcionando recortes fiscales, subvenciones y otros incentivos para las empresas que buscan utilizar alternativas más limpias a los combustibles fósiles.
Durante mucho tiempo la UE ha sido aclamada como líder en el cambio a las energías renovables, animando a otros países del mundo a seguir sus pasos en lo que se refiere a compromisos y políticas climáticas. Sin embargo, tras la introducción del IRA, creció la presión sobre la UE para que introdujera su propia política climática de gran alcance y para toda la región.
Después de varios meses, parece que la UE está lista para lanzar una política de transición que proporcionará la financiación necesaria para seguir el ritmo de Estados Unidos en la carrera hacia la ecología. La UE ha anunciado planes para reducir las restricciones a los créditos fiscales para proyectos de energías renovables en respuesta al IRA de Biden.
Tras la creciente presión pública para que amplíe su política climática a raíz de la introducción de la nueva ley estadounidense, la Comisión Europea (CE) ha declarado que pretende flexibilizar las normas sobre ayudas estatales para fomentar una mayor inversión en instalaciones de producción en la industria de la energía verde. Sin embargo, este tipo de cambio político importante requiere un amplio apoyo de sus 27 Estados miembros, lo que a menudo ralentiza la introducción de nuevas leyes.
Desde la invasión rusa de Ucrania y las subsiguientes sanciones a la energía rusa, la UE y muchas otras partes del mundo han sufrido una grave escasez de energía y un aumento de los costes para los consumidores. Esto ha provocado una mayor presión por parte de la opinión pública y los responsables políticos para acelerar la transición ecológica, con el fin de garantizar el futuro de la seguridad energética de la región.
Según se informa, el borrador de la propuesta de la CE propone redirigir parte de los 869.800 millones de dólares de los fondos de recuperación de Covid-19 a créditos fiscales verdes. En él se afirma: “Las disposiciones sobre beneficios fiscales permitirían a los Estados miembros alinear sus incentivos fiscales nacionales en un esquema común, y ofrecer así mayor transparencia y previsibilidad a las empresas de toda la UE”.
La CE parece seguir los pasos del Presidente Biden, ya que tras la introducción de la IRA se ha producido una oleada de actividad en el sector de la energía verde. La dirigente de la CE, Ursula von der Leyen, declaró en enero en el Foro Económico Mundial que la UE tiene previsto movilizar ayudas estatales y un fondo soberano para las empresas de energías renovables mediante la introducción de una nueva Ley de Industria Neta Cero o Plan Industrial Green Deal.
Se espera que la introducción de una nueva política climática expansiva anime a las empresas a permanecer en la UE en lugar de trasladar sus operaciones a EEUU, donde podrían optar a créditos fiscales y otros incentivos por utilizar energías renovables en sus operaciones. Esta noticia será alentadora para las empresas de energías renovables que se han visto disuadidas de ampliar sus operaciones en los últimos meses.
Tras la invasión rusa de Ucrania, la UE impuso límites a los ingresos de las empresas eólicas y solares para proteger a los consumidores ante el aumento de los costes energéticos. En cambio, la IRA ofrece créditos fiscales que impulsan la rentabilidad de los proyectos eólicos y solares en EEUU, lo que hace de este país un entorno más atractivo para desarrollar nuevos proyectos.
En la actualidad, las normas sobre ayudas estatales de la UE no permiten a los países prestar apoyo directo a las empresas nacionales, una norma que la CE está abierta a adaptar temporalmente para acelerar la transición ecológica e impulsar la seguridad energética de la UE.
Al explicar el plan, von der Leyen declaró:
“Para mantener el atractivo de la industria europea, es necesario ser competitivos con las ofertas e incentivos que existen actualmente fuera de la UE”. Sin embargo, para que se haga realidad, la Ley de Industria Neto Cero necesita lograr un amplio apoyo de los Estados miembros de la UE.
Pierre Tardieu, responsable político del grupo de presión WindEurope, cree que el plan de la CE demuestra “una decisión consciente de emular… en lugar de desafiar” a la IRA. En su opinión, es una prolongación de la estrategia REPowerEU de 2022, cuyo objetivo es reducir la dependencia europea de la energía rusa y acelerar la transición ecológica.
La nueva Ley del Clima mejoraría los procedimientos de concesión de permisos para los emplazamientos de productos de tecnología limpia en toda la región y simplificaría las normas sobre ayudas estatales para conceder tanto subvenciones como ayudas.
También ayudaría a Europa a consolidar su posición en la transición mundial hacia la energía verde, no sólo garantizando que cumpla sus objetivos climáticos, sino también que Estados Unidos no se convierta en el principal centro de energía verde para las empresas energéticas y manufactureras. Sin embargo, aún no se han tomado medidas claras para cumplir el objetivo de von der Leyen de hacer de “Europa la cuna de la tecnología limpia y la innovación industrial”.
La introducción de una política climática de gran alcance por parte de la UE ayudaría a situar a la región en el centro de la transición mundial para abandonar los combustibles fósiles en favor de alternativas renovables.
Tras el lanzamiento del IRA del Presidente Biden, no sería sorprendente la presentación de una nueva política por parte de la CE, que espera hacer de la UE una región favorable y competitiva para el desarrollo de operaciones y tecnologías de energía verde. Es probable que en los próximos meses se hagan nuevos anuncios para ampliar los objetivos de von der Leyen, con una nueva política climática de la UE en el horizonte.
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