Mientras Rusia y China sigan siendo las potencias pol�ticas y econ�micas dominantes de la regi�n, el coraz�n de Asia Central seguir� siendo objetivo de las amenazas, los sobornos y las revoluciones de colores de Estados Unidos y la UE.

Por Pepe Escobar

Samarcanda, Uzbekist�n – El coraz�n hist�rico -o Eurasia Central- ya es, y seguir� siendo, el principal campo de batalla en el Nuevo Gran Juego, librado entre Estados Unidos y la asociaci�n estrat�gica China-Rusia.

El Gran Juego original enfrent� a los imperios brit�nico y ruso a finales del siglo XIX y, de hecho, nunca desapareci�: simplemente hizo met�stasis en la entente entre Estados Unidos y el Reino Unido contra la URSS y, posteriormente, entre Estados Unidos y la UE contra Rusia.

Seg�n el juego geopol�tico dise�ado por Mackinder y conceptualizado por la Gran Breta�a imperial all� por 1904, el Heartland es el proverbial «pivote de la Historia», y su papel hist�rico revitalizado en el siglo XXI es tan relevante como hace siglos: un motor clave de la multipolaridad emergente.

Por eso no es de extra�ar que todas las grandes potencias est�n trabajando en el Heartland/Eurasia Central: China, Rusia, Estados Unidos, la UE, India, Ir�n, Turqu�a y, en menor medida, Jap�n.

Cuatro de los cinco «stans» de Asia Central son miembros de pleno derecho de la Organizaci�n de Cooperaci�n de Shanghai (OCS): Kazajst�n, Uzbekist�n, Kirguist�n y Tayikist�n. Y algunos, como Kazajst�n, podr�an convertirse pronto en miembros del BRICS+.

El principal enfrentamiento geopol�tico directo por la influencia en el Heartland enfrenta a Estados Unidos con Rusia y China en innumerables frentes pol�ticos, econ�micos y financieros.

El modus operandi imperial privilegia -qu� si no- las amenazas y los ultim�tums. Hace s�lo cuatro meses, emisarios estadounidenses del Departamento de Estado, del Tesoro y de la Oficina de Control de Asuntos Exteriores (OFAC) recorrieron el Heartland portando todo un paquete de «regalos», como amenazas descaradas o apenas disimuladas. El mensaje clave: si «ayudas» o incluso comercias con Rusia de alguna manera, te impondr�n sanciones secundarias.

Las conversaciones informales con empresas de Samarcanda y Bujara, en Uzbekist�n, y con contactos en Kazajst�n revelan un patr�n: Todo el mundo parece ser consciente de que los estadounidenses no escatimar�n esfuerzos para mantener el coraz�n de Asia Central a punta de pistola.

Los reyes de las antiguas rutas de la seda

Dif�cilmente hay un lugar m�s relevante en todo el Heartland para observar el actual juego de poder que Samarcanda, la legendaria «Roma de Oriente». Nos encontramos en el coraz�n de la antigua Sogdiana, encrucijada hist�rica del comercio entre China, India, Partia y Persia, nodo inmensamente importante de las tendencias culturales Este-Oeste, el zoroastrismo y los vectores pre y postisl�micos.

Del siglo IV al VIII, los sogdianos monopolizaron el comercio caravanero entre Asia Oriental, Asia Central y Asia Occidental, transportando seda, algod�n, oro, plata, cobre, armas, aromas, pieles, alfombras, ropa, cer�mica, vidrio, porcelana, adornos, piedras semipreciosas y espejos. Los astutos mercaderes sogdianos utilizaron la protecci�n de las dinast�as n�madas para solidificar el comercio entre China y Bizancio.

La �lite meritocr�tica china, que razona en t�rminos de ciclos hist�ricos muy largos, es muy consciente de todo lo anterior: ese es un motor clave detr�s del concepto de las Nuevas Rutas de la Seda, conocido oficialmente como BRI (Belt and Road Initiative), tal y como anunci� hace casi 10 a�os el Presidente Xi Jinping en Astana (Kazajst�n).

Pek�n planea volver a conectar con sus vecinos occidentales como v�a necesaria para aumentar el comercio y la conectividad paneuroasi�ticos.

Pek�n y Mosc� tienen enfoques complementarios en lo que respecta a las relaciones con el Heartland, siempre bajo el principio de la cooperaci�n estrat�gica. Ambas han estado comprometidas con la seguridad regional y la cooperaci�n econ�mica con Asia Central desde 1998. Creada en 2001, la OCS es un producto real de la estrategia com�n Rusia-China, as� como una plataforma para el di�logo ininterrumpido con el Heartland.

La reacci�n de los diferentes «stans» de Asia Central es una cuesti�n que afecta a varios niveles. Tayikist�n, por ejemplo, econ�micamente fr�gil y muy dependiente del mercado ruso como proveedor de mano de obra barata, mantiene oficialmente una pol�tica de «puertas abiertas» a todo tipo de cooperaci�n, incluso con Occidente.

Kazajst�n y Estados Unidos han creado un Consejo de Asociaci�n Estrat�gica (su �ltima reuni�n fue a finales del a�o pasado). Uzbekist�n y Estados Unidos mantienen un «di�logo de asociaci�n estrat�gica», establecido a finales de 2021. La presencia empresarial estadounidense es muy visible en Tashkent, a trav�s de un imponente centro comercial, por no hablar de Coca-Cola y Pepsi en todas las tiendas de barrio de los pueblos uzbekos.

La UE intenta seguirle el ritmo, sobre todo en Kazajst�n, donde m�s del 30% del comercio exterior (39.000 millones de d�lares) y las inversiones (12.500 millones) proceden de Europa. El Presidente uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, muy popular por la apertura del pa�s hace cinco a�os, consigui� 9.000 millones de d�lares en acuerdos comerciales cuando visit� Alemania hace tres meses.

Desde el inicio de la BRI china hace una d�cada, la UE, en comparaci�n, ha invertido unos 120.000 millones de d�lares en el Heartland: no est� nada mal (40% de la inversi�n extranjera total), pero sigue estando por debajo de los compromisos chinos.

�Qu� pretende realmente Turqu�a?

El foco imperial en el Heartland es, como era de esperar, Kazajst�n, debido a sus vastos recursos de petr�leo y gas. El comercio entre Estados Unidos y Kazajst�n representa el 86% de todo el comercio estadounidense con Asia Central, que el a�o pasado ascendi� a unos impresionantes 3.800 millones de d�lares. Comp�rese esta cifra con s�lo el 7% del comercio estadounidense con Uzbekist�n.

Es justo argumentar que la mayor�a de estos cuatro «stans» centroasi�ticos de la OCS practican una «diplomacia multifac�tica», tratando de no atraer la ira imperial no deseada. Kazajst�n, por su parte, apuesta por una «diplomacia equilibrada»: forma parte de su Concepto de Pol�tica Exterior 2014-2020.

En cierto sentido, el nuevo lema de Astana expresa cierta continuidad con el anterior, «diplomacia multivectorial», establecido durante las casi tres d�cadas de reinado del ex presidente Nursultan Nazarbayev. Kazajst�n, bajo la presidencia de Kassym-Jomart Tokayev, es miembro de la OCS, la Uni�n Econ�mica de Eurasia (UEEA) y la BRI, pero al mismo tiempo debe estar en alerta permanente ante las maquinaciones imperiales.

Despu�s de todo, fue Mosc� y la r�pida intervenci�n de la Organizaci�n del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) dirigida por Rusia lo que salv� a Tokayev de un intento de revoluci�n de color a principios de 2022.

Los chinos, por su parte, apuestan por un enfoque colectivo, consolidado, por ejemplo, en reuniones de alto nivel como la Cumbre China-Asia Central 5+1, celebrada hace s�lo 3 meses.

Luego est� el caso extremadamente curioso de la Organizaci�n de Estados Turcos (OET), antiguo Consejo Turco, que re�ne a Turqu�a, Azerbaiy�n y tres «stans» de Asia Central: Kazajst�n, Uzbekist�n y Kirguist�n.

El objetivo general de esta OET es «promover la cooperaci�n integral entre los Estados de habla t�rquica». En la pr�ctica no se ve mucho por el Heartland, aparte de alguna que otra valla publicitaria promocionando productos turcos.

Una visita a la secretar�a en Estambul en la primavera de 2022 no dio exactamente respuestas s�lidas, aparte de vagas referencias a «proyectos sobre econom�a, cultura, educaci�n, transporte» y, lo que es m�s importante, aduanas.

El pasado noviembre, en Samarcanda, la OET firm� un acuerdo «sobre el establecimiento de un corredor aduanero simplificado». Es demasiado pronto para saber si esto podr�a fomentar una especie de mini-Turkiye Ruta de la Seda a trav�s del Heartland.

Aun as�, es instructivo estar atento a lo que se les ocurra. Sus estatutos privilegian «el desarrollo de posiciones comunes en asuntos de pol�tica exterior», «la coordinaci�n de acciones para combatir el terrorismo internacional, el separatismo, el extremismo y los delitos transfronterizos» y la creaci�n de «condiciones favorables para el comercio y la inversi�n».

Turkmenist�n -el idiosincr�tico «stan» centroasi�tico que insiste vehementemente en su absoluta neutralidad geopol�tica- resulta ser un Estado observador de la OET. Tambi�n llama la atenci�n un Centro de Civilizaciones N�madas con sede en la capital kirguisa, Bishkek.

Resolviendo el enigma ruso-Heartland

Las sanciones occidentales contra Rusia han acabado beneficiando a bastantes actores del Heartland. Dado que las econom�as de Asia Central est�n estrechamente vinculadas a Rusia, las exportaciones se dispararon, tanto como las importaciones procedentes de Europa.

Un buen n�mero de empresas de la UE se reasentaron en el Heartland tras abandonar Rusia, con el correspondiente proceso de compra de activos rusos por parte de magnates centroasi�ticos seleccionados. Paralelamente, debido a la movilizaci�n de tropas rusas, decenas de miles de rusos relativamente ricos se trasladaron al Heartland, mientras que muchos trabajadores centroasi�ticos encontraron nuevos empleos, especialmente en Mosc� y San Petersburgo.

El a�o pasado, por ejemplo, las remesas a Uzbekist�n se dispararon hasta alcanzar la considerable cifra de 16.900 millones de d�lares: el 85% (unos 14.500 millones) proced�a de trabajadores de Rusia. Seg�n el Banco Europeo de Reconstrucci�n y Desarrollo, las econom�as del Heartland crecer�n un saludable 5,2% en 2023 y un 5,4% en 2024.

Ese impulso econ�mico es claramente visible en Samarcanda: La ciudad es hoy una gigantesca obra de construcci�n y restauraci�n. Por todas partes surgen amplios bulevares impecablemente nuevos, con exuberantes jardines, flores, fuentes y amplias aceras, todo relucientemente limpio. No hay vagabundos, ni sin techo, ni adictos al crack. Los visitantes de las decadentes metr�polis occidentales se quedan absolutamente at�nitos.

En Tashkent, el gobierno uzbeko est� construyendo un inmenso e impresionante Centro de Civilizaci�n Isl�mica, muy centrado en los negocios paneuroasi�ticos.

No hay duda de que el vector geopol�tico clave en todo el Heartland es la relaci�n con Rusia. El ruso sigue siendo la lengua franca en todos los �mbitos de la vida.

Empecemos por Kazajst�n, que comparte una enorme frontera de 7.500 km con Rusia (aunque no hay disputas fronterizas). En la �poca de la URSS, los cinco «stans» de Asia Central se denominaban «Asia Central y Kazajst�n», porque gran parte de Kazajst�n se encuentra al sur de Siberia Occidental, cerca de Europa.

Kazajst�n se ve a s� mismo como la quintaesencia de Eurasia; no es de extra�ar que desde los a�os de Nazarbayev, Astana privilegie la integraci�n euroasi�tica.

El a�o pasado, en el Foro Econ�mico de San Petersburgo, Tokayev dijo en persona al presidente ruso, Vladimir Putin, que Astana no reconocer�a la independencia de las Rep�blicas Populares de Donetsk y Lugansk. Los diplom�ticos kazajos siguen insistiendo en que no pueden permitirse que el pa�s sirva de puerta de entrada para eludir las sanciones occidentales, aunque, en la sombra, eso es lo que ocurre en muchos casos.

Kirguizist�n, por su parte, cancel� las maniobras militares conjuntas «Hermandad Fuerte-2022» de la OTSC, previstas para octubre del a�o pasado; cabe mencionar que el problema en este caso no era Rusia, sino una cuesti�n fronteriza con Tayikist�n.

Putin ha propuesto establecer una uni�n gas�stica Rusia-Kazajst�n-Uzbekist�n. Tal y como est�n las cosas, no ha ocurrido nada, y puede que no ocurra.

Todo ello debe considerarse como peque�os contratiempos. El a�o pasado, Putin visit� los cinco «stans» de Asia Central por primera vez en mucho tiempo. Al igual que China, celebraron una cumbre 5+1 tambi�n por primera vez. Diplom�ticos y hombres de negocios rusos recorren las carreteras del Heartland a tiempo completo.

Y no olvidemos que los propios presidentes de los cinco «stans» centroasi�ticos estuvieron presentes en el desfile de la Plaza Roja de Mosc� el D�a de la Victoria el pasado mayo.

La diplomacia rusa sabe todo lo que hay que saber sobre la gran obsesi�n imperial de sacar a los «stans» centroasi�ticos de la influencia rusa.

Esto va mucho m�s all� de la Estrategia oficial estadounidense para Asia Central 2019-2025, y ha alcanzado el estatus de histeria tras la humillaci�n estadounidense en Afganist�n y la inminente humillaci�n de la OTAN en Ucrania.

En el crucial frente energ�tico, muy pocos recuerdan hoy que el gasoducto Turkmenist�n-Afganist�n-Pakist�n-India (TAPI), luego reducido a TAP (India se retir�), era una prioridad de la (la cursiva es m�a) Nueva Ruta de la Seda estadounidense, urdida en el Departamento de Estado y vendida por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton en 2011.

Nada pr�ctico ocurri� con ese pastel en el cielo. Lo que s� consiguieron los estadounidenses, recientemente, fue frustrar el desarrollo de un competidor, el oleoducto Ir�n-Pakist�n (IP), obligando a Islamabad a cancelarlo, a ra�z de todo el esc�ndalo judicial dise�ado para eliminar al ex primer ministro Imran Khan de la vida pol�tica de Pakist�n.

Sin embargo, la saga del oleoducto TAPI-IP est� lejos de terminar. Con Afganist�n libre de la ocupaci�n estadounidense, la rusa Gazprom, as� como empresas chinas, est�n muy interesadas en participar en la construcci�n del TAPI: El oleoducto ser�a un nodo estrat�gico de la BRI, vinculado al Corredor Econ�mico China-Pakist�n (CPEC) en la encrucijada entre Asia Central y Meridional.

El Occidente colectivo «extranjero

Por mucho que Rusia sea -y siga siendo- una moneda conocida en todo el Heartland, el modelo chino es insuperable como ejemplo de desarrollo sostenible capaz de inspirar toda una serie de soluciones aut�ctonas centroasi�ticas.

En cambio, �qu� puede ofrecer el Imperio? En pocas palabras: Divide y vencer�s, a trav�s de sus secuaces terroristas localizados, como ISIS-Khorasan, instrumentalizados para fomentar la desestabilizaci�n pol�tica en los nodos centroasi�ticos m�s d�biles, desde el valle de Ferghana hasta la frontera afgano-tayika, por ejemplo.

Los m�ltiples desaf�os a los que se enfrenta el Heartland se han debatido en detalle en reuniones como la Conferencia Valdai sobre Asia Central.

Es posible que el experto del Club Valdai Rustam Khaydarov haya acu�ado la valoraci�n m�s concisa de las relaciones entre Occidente y el Heartland:

«El Occidente colectivo nos es ajeno tanto en t�rminos de cultura como de visi�n del mundo. No hay un solo fen�meno o acontecimiento, o elemento de la cultura moderna, que pueda servir de base para una relaci�n y un acercamiento entre Estados Unidos y la Uni�n Europea, por un lado, y Asia Central, por otro. Los estadounidenses y los europeos no tienen ni idea de la cultura y la mentalidad o las tradiciones de los pueblos de Asia Central, por lo que no han podido ni podr�n relacionarse con nosotros. Asia Central no ve la prosperidad econ�mica en conjunci�n con la democracia liberal de Occidente, que es esencialmente un concepto ajeno a los pa�ses de la regi�n».

Teniendo en cuenta este escenario, y en el contexto de un Nuevo Gran Juego cada d�a m�s incandescente, no es de extra�ar que algunos c�rculos diplom�ticos del Heartland est�n muy interesados en una mayor integraci�n de Asia Central en el BRICS+. Es algo que seguramente se debatir� en la cumbre de los BRICS que se celebrar� en Sud�frica la pr�xima semana.

La f�rmula estrat�gica ser�a Rusia + Asia Central + Asia Meridional + �frica + Am�rica Latina: otro ejemplo de integraci�n del «Globo Global» (en palabras de Lukashenko). Puede que todo empiece con Kazajst�n convirti�ndose en la primera naci�n del coraz�n aceptada como miembro del BRICS+.

Despu�s de eso, todo el mundo ser� un escenario para el retorno revitalizado del Heartland en transporte, log�stica, energ�a, comercio, fabricaci�n, inversi�n, infotecnolog�a, cultura y -por �ltimo, pero no por ello menos importante, en el esp�ritu de las Rutas de la Seda, antiguas y nuevas- «intercambios entre personas».

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