El director ejecutivo de Wells Fargo lanzó nuevas advertencias sobre problemas financieros o económicos que podrían afectar a los estadounidenses.

Estos podrían incluir temas como riesgos de mercado, pronósticos económicos o desafíos internos dentro de Wells Fargo que podrían tener implicaciones más amplias.

En este caso, el director general de Wells Fargo ha emitido una importante advertencia sobre los próximos gastos del banco, que se estiman entre aproximadamente 750 millones de dólares y poco menos de 1.000 millones de dólares. Estos costos se deben principalmente a indemnizaciones por despidos de trabajadores, lo que pone de relieve un cambio estratégico hacia una mayor eficiencia y una gestión más agresiva de la plantilla.

Esta medida de Wells Fargo se produce en el contexto de cambios más amplios dentro de la industria financiera, particularmente en relación con las regulaciones de Basilea 3. Basilea 3 es un conjunto integral de regulaciones bancarias internacionales diseñadas para mejorar las reglas, la supervisión y la gestión de riesgos del sector bancario.

A medida que los bancos, incluidos aquellos con activos superiores a 100 mil millones de dólares, se preparan para estos cambios regulatorios, se espera que recalibren sus cálculos de capital, particularmente para las carteras que se consideran disponibles para la venta. Estos cambios regulatorios pueden conducir a una mayor consolidación de la industria, en la que los bancos más fuertes absorberán a los más débiles.

La inminente implementación de Basilea 3, con fecha límite fijada para julio de 2025, está provocando importantes ajustes en el sector bancario. Bancos como Wells Fargo están experimentando despidos masivos y reestructuraciones para afrontar los desafíos planteados por factores como mayores costos de financiamiento, preocupaciones sobre pérdidas crediticias y el nuevo marco regulatorio.

Esta reorientación estratégica tiene como objetivo optimizar las operaciones en preparación para los cambios esperados en la industria.

Se prevé que los próximos cambios tendrán un impacto significativo en el panorama financiero para enero de 2025, lo que sugiere un cambio importante en las perspectivas financieras que podría afectar a varios sectores. A la luz de estos desafíos, se recomiendan acciones como obtener préstamos e invertir en bienes raíces para mitigar los riesgos potenciales.

Para una comprensión y un contexto más detallados, se recomienda seguir los desarrollos directamente de fuentes de noticias financieras y declaraciones de Wells Fargo y otros bancos importantes.

La implementación completa de Basilea III tendrá efectos significativos en la economía mundial, impactando principalmente la resiliencia y estabilidad del sistema bancario. Basilea III es un conjunto de reformas regulatorias diseñadas para fortalecer los requisitos de capital y liquidez de los bancos, así como mejorar la supervisión y gestión de riesgos en el sector bancario. Estas reformas son una respuesta a las lecciones aprendidas de la crisis financiera global.

Uno de los principales efectos esperados de la implementación completa de Basilea III es el aumento de la resiliencia de los bancos. Los bancos estarán mejor capitalizados y podrán resistir mejor los choques, protegiendo así a los depositantes y ciudadanos de posibles fallas bancarias. En el largo plazo, esto debería contribuir a un sistema financiero más estable y resistente, apoyando un préstamo económicamente productivo durante futuras recesiones.

Sin embargo, la implementación de Basilea III también conlleva costos transitorios. Estos incluyen una desaceleración en el crecimiento de los préstamos al sector privado no financiero y un impacto negativo moderado en el crecimiento del PIB, especialmente durante los primeros años de la implementación. Estos efectos varían dependiendo del escenario económico y de cómo se manejen las transiciones y adaptaciones a las nuevas regulaciones.

Un aspecto importante de Basilea III es su enfoque en crear un piso de salida (output floor), que asegura que los activos ponderados por riesgo calculados con modelos internos no caigan demasiado por debajo de aquellos calculados bajo enfoques estandarizados. Esto busca limitar el alivio de capital regulatorio que puede lograrse usando modelos internos, pero también evita efectos secundarios adversos.

En resumen, mientras Basilea III trae beneficios a largo plazo en términos de estabilidad financiera y reducción de la probabilidad de crisis bancarias, también implica ciertos costos económicos a corto plazo. Los bancos necesitarán hacer ajustes para cumplir con los nuevos requisitos, pero se espera que los beneficios a largo plazo superen estos costos iniciales.

Oro y Basilea III

La implementación de Basilea III ha influido en la compra de oro por parte de los bancos centrales, lo que ha llevado a cambios significativos en el mercado de oro. Bajo Basilea III, el oro físico ha pasado de ser considerado un activo de Nivel 3 a un activo de Nivel 1.

Esto significa que ahora puede contabilizarse al 100% de su valor para fines de reservas, en comparación con el 50% anterior. Los contratos de oro en papel no asignado ya no se considerarán activos equivalentes. Esto ha llevado a los bancos que utilizan formas de oro en papel para cumplir con los requisitos de reserva a convertir esas posiciones en metal físico para evitar estar demasiado infracapitalizados para seguir funcionando (fuente: U.S. Gold Bureau).

La introducción del Ratio de Financiación Estable Neta (NSFR) y la Requerida (RSF) en Basilea III ha aumentado el costo para los bancos de mantener oro en balance, lo que podría socavar el sistema actual de compensación y liquidación y drenar la liquidez del mercado del oro. Esto podría conducir a un aumento en los costos de financiación, lo que afectaría a varios participantes del mercado como mineros y refinadores (fuente: World Gold Council).

Por otro lado, desde una perspectiva más crítica, algunos analistas ven los cambios en Basilea III como un intento de hacer el oro menos relevante en el mercado. Al requerir que los bancos mantengan más activos líquidos de alta calidad (HQLA) por períodos más largos para compensar los préstamos a sus clientes, se podría dificultar y encarecer la financiación para proyectos que dependen del oro.

Esto podría resultar en una disminución en la relevancia del mercado de oro como un activo alternativo y en un aumento en los costos para los participantes del mercado (fuente: Monetary Metals).

En resumen, Basilea III ha llevado a los bancos a priorizar la posesión de oro físico sobre los contratos de oro en papel, lo que podría tener efectos significativos en el mercado de oro y en las estrategias de inversión y reservas de los bancos centrales. Esta revalorización del oro y el enfoque en el oro físico como activo de reserva podría estar impulsando una mayor compra de oro por parte de los bancos centrales.

¿Quién está detrás de Basilea III?

La idea y el desarrollo de Basilea III provienen del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS, por sus siglas en inglés), un comité establecido por los bancos centrales de los países del Grupo de los Diez (G10). El BCBS opera bajo los auspicios del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), con sede en Basilea, Suiza.

El BCBS fue creado en 1974 como respuesta a la quiebra del Banco Herstatt, un banco alemán cuya quiebra planteó problemas serios en el sistema bancario internacional. El comité está compuesto por representantes de bancos centrales y autoridades de regulación financiera de 28 jurisdicciones, incluyendo países como Australia, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, Hong Kong, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos.

El BCBS es responsable de formular normas y directrices de supervisión bancaria a nivel global, y sus recomendaciones, aunque no son legalmente vinculantes, han sido ampliamente adoptadas por los países miembros y otros. El objetivo principal de estas regulaciones es fortalecer la regulación, supervisión y prácticas de gestión de riesgos de los bancos para mejorar la estabilidad financiera global.

Basilea III, en particular, fue una respuesta a las deficiencias en la regulación financiera reveladas por la crisis financiera de 2008. Se centró en mejorar la capacidad de los bancos para absorber choques derivados de estrés financiero y económico, mejorar la gestión del riesgo y fortalecer la transparencia y la divulgación de información bancaria. Las reformas de Basilea III introdujeron medidas más estrictas para la calidad y cantidad de capital que los bancos deben mantener, los requisitos de liquidez, y el apalancamiento.

En resumen, Basilea III es el resultado del trabajo del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, respaldado por el Banco de Pagos Internacionales, y es un esfuerzo colaborativo de las autoridades de regulación financiera y bancos centrales de los principales países del mundo para mejorar la regulación bancaria y prevenir futuras crisis financieras.

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