- Las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024 son cruciales y determinar�n el futuro de la humanidad, con el riesgo de una guerra nuclear en juego.
- Joe Biden representa al globalismo y a las �lites tecnocr�ticas liberales que buscan una unificaci�n mundial bajo su control.
- La senilidad de Biden es irrelevante ya que es un t�tere de los globalistas, que controlan el poder real en su administraci�n.
- Donald Trump, por otro lado, es un opositor fuerte y en�rgico del globalismo, apoyado por los conservadores tradicionales y la mayor�a de los estadounidenses.
- Una victoria de Trump podr�a desencadenar un orden mundial multipolar, mientras que la continuidad de Biden podr�a llevar al mundo hacia una guerra total y la dictadura globalista.
Por Alexander Dugin
Las pr�ximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, previstas para el 5 de noviembre de 2024, revisten una importancia absoluta. El resultado de estas elecciones determinar� en gran medida el destino no s�lo de Estados Unidos e incluso de todo Occidente, sino de la humanidad en su conjunto. El mundo se tambalea al borde de una guerra nuclear, una tercera guerra mundial total y a gran escala entre Rusia y los pa�ses de la OTAN, y la decisi�n de qui�n dirigir� la Casa Blanca durante el pr�ximo mandato decidir� en �ltima instancia si la humanidad seguir� existiendo o no. no.
Por lo tanto, es crucial volver a sondear a los dos candidatos en esta elecci�n y comprender sus plataformas y posiciones.
Sin duda, Biden es hoy un inv�lido d�bil mental que muestra claros signos de demencia senil. Pero, por extra�o que parezca, esto poco importa. Biden es simplemente una fachada, un letrero para las �lites pol�ticas firmemente arraigadas del Partido Dem�crata en Estados Unidos, que han alcanzado un s�lido consenso respecto de Biden. B�sicamente, Biden podr�a gobernar como un cad�ver. No cambiar�a nada. Detr�s de �l se encuentra un grupo cohesivo de globalistas (a veces denominado el �gobierno mundial�), que une no s�lo a una gran parte del Estado profundo estadounidense, sino tambi�n a las elites liberales en Europa y a nivel global.
Ideol�gicamente, Biden representa el globalismo, que es el proyecto de unir a la humanidad bajo el gobierno de �lites tecnocr�ticas liberales, con la abolici�n de los Estados-naci�n soberanos y la mezcla completa de pueblos y creencias. Se trata de una especie de nuevo proyecto de la Torre de Babel. Es comprensible que los cristianos ortodoxos y muchos cristianos tradicionalistas de otras denominaciones vean esto como la �venida del Anticristo�.
Los globalistas (Yuval Harari, Klaus Schwab, Raymond Kurzweil, Maurice Strong) hablan abiertamente de la necesidad de reemplazar a la humanidad con inteligencia artificial y cyborgs, y la abolici�n del g�nero y la etnicidad ya se ha convertido en un hecho en las sociedades occidentales. Biden personalmente no tiene ninguna influencia en la realizaci�n de este proyecto. No toma decisiones, sino que simplemente desempe�a el papel de representante autorizado de la sede internacional del globalismo.
Pol�ticamente, Biden se apoya en el Partido Dem�crata, que, a pesar de la diversidad de sus posiciones y la presencia de polos y figuras no globalistas como el ultraizquierdista Bernie Sanders o Robert Kennedy, ha llegado a un acuerdo interno sobre su apoyo a �l. Adem�s, la incapacidad de Biden no asusta a nadie, ya que el poder real reside en personas completamente diferentes: m�s j�venes y m�s racionales. Pero el punto principal es este: detr�s de Biden hay una ideolog�a que hoy se ha generalizado en todo el mundo. La mayor�a de las elites pol�ticas y econ�micas del mundo son liberales hasta cierto punto.
El liberalismo ha penetrado profundamente en la educaci�n, la ciencia, la cultura, la informaci�n, la econom�a, los negocios, la pol�tica e incluso la tecnolog�a a escala global. Biden es simplemente el punto focal de esta red global. Y dentro del Partido Dem�crata de Estados Unidos, esto ha adquirido su encarnaci�n pol�tica. Los dem�cratas en Estados Unidos se preocupan cada vez menos por los propios estadounidenses y cada vez m�s por mantener su dominio global a cualquier costo, incluso a costa de una guerra mundial (con Rusia y China). En cierto sentido, est�n dispuestos a sacrificar a los propios Estados Unidos. Esto los hace extremadamente peligrosos.
Los c�rculos neoconservadores estadounidenses se solidarizan con la agenda globalista de quienes est�n detr�s de Biden. Estos son ex trotskistas que odian a Rusia y creen que una revoluci�n mundial s�lo es posible despu�s de la victoria completa del capitalismo, es decir, del Occidente global a escala mundial. Por lo tanto, han pospuesto este objetivo hasta que se complete el ciclo de la globalizaci�n capitalista, con la esperanza de volver al tema de la revoluci�n proletaria m�s tarde, despu�s de la victoria global del Occidente liberal. Los neoconservadores act�an como halcones, insisten en un mundo unipolar, apoyan plenamente a Israel y, en particular, al genocidio en Gaza. Hay neoconservadores entre los dem�cratas, pero la mayor�a de ellos se concentran entre los republicanos, donde representan un polo opuesto a Trump. En cierto sentido, son la quinta columna de los dem�cratas y del grupo de Biden dentro del Partido Republicano.
Y, por �ltimo, el Estado profundo estadounidense. Aqu� estamos hablando del nivel superior no partidista de funcionarios gubernamentales, altos bur�cratas y figuras clave del ej�rcito y los servicios de inteligencia, que encarnan una especie de �guardianes� de la condici�n de Estado estadounidense. Tradicionalmente, ha habido dos vectores dentro del Estado profundo estadounidense, encarnados precisamente en la pol�tica tradicional de los dem�cratas y los republicanos.
Un vector es el dominio global y la expansi�n del liberalismo a escala planetaria (la pol�tica de los dem�cratas), y el otro es el fortalecimiento de Estados Unidos como gran superpotencia y hegemon�a de la pol�tica mundial (la pol�tica de los republicanos). Es f�cil ver que no se trata de l�neas mutuamente excluyentes, pero ambos vectores apuntan a un objetivo con diferentes matices.
Por lo tanto, el Estado profundo estadounidense es el guardi�n de la direcci�n general, proporcionando al equilibrio de las partes la posibilidad de elegir cada vez uno de los vectores de desarrollo, los cuales se adaptan fundamentalmente al Estado profundo.
Por el momento, el grupo Biden refleja con mayor precisi�n los intereses y valores de esta m�s alta burocracia estadounidense.
Biden concentra una cantidad cr�ticamente importante de factores de poder, desde la ideolog�a hasta el Estado profundo, y, adem�s, depende del apoyo de las principales corporaciones financieras, la prensa mundial y el control de los monopolios globales. Su debilidad personal y su demencia senil obligan a los globalistas detr�s de �l a acelerar m�todos antidemocr�ticos para mantenerlo en el poder. En uno de sus recientes discursos de campa�a, Biden afirm� sin rodeos que es hora de �elegir la libertad a la democracia�.
Esto no fue s�lo un desliz, sino que es el plan de los globalistas. Si el poder no puede mantenerse mediante m�todos democr�ticos, cualquier proceso no democr�tico puede ocurrir bajo el lema de «libertad». Esto es, esencialmente, el establecimiento de una dictadura globalista. La guerra con Rusia proporcionar� bases legales para esto, y Biden puede repetir el truco de Zelensky de permanecer en el poder despu�s de cancelar las elecciones.
Este tambi�n podr�a ser elegido por Macron en Francia, que sufri� una aplastante derrota por parte de la derecha en las elecciones al Parlamento Europeo, e incluso por Scholz en Alemania, que est� perdiendo apoyo r�pidamente. Los globalistas en Occidente est�n considerando claramente el escenario de establecer una dictadura directa y abolir la democracia.
Para la humanidad, una victoria de Biden o simplemente el hecho de que permanezca en el poder a cualquier t�tulo ser�a catastr�fico. Los globalistas seguir�n construyendo la Nueva Babilonia, aferr�ndose al gobierno mundial, y esto est� plagado de una escalada de los conflictos existentes y el inicio de otros nuevos. Biden significa guerra. Guerra sin fin e ilimitada.
Detr�s de Donald Trump hay fuerzas completamente diferentes. Es verdaderamente una alternativa a Biden y su grupo de globalistas, y mucho m�s contrastante. Por eso el primer mandato presidencial de Trump fue un esc�ndalo continuo. El establishment estadounidense se neg� categ�ricamente a aceptarlo y no descans� hasta reemplazarlo por Biden.
Trump, a diferencia de Biden, es una personalidad brillante, �nica, impulsiva y decidida. Individualmente, a pesar de su edad, est� en buena forma, es apasionado, en�rgico y vigoroso. Adem�s, si Biden trabaja en equipo, esencialmente un t�tere de los c�rculos globalistas, Trump es un solitario que encarna el sue�o americano del �xito personal. Es un narcisista y ego�sta, pero un pol�tico muy h�bil y exitoso.
Ideol�gicamente, Trump se apoya en los conservadores estadounidenses cl�sicos (�no en los neoconservadores!). A menudo se les llama paleoconservadores. Son los herederos de la tradicional tradici�n aislacionista de los republicanos, que se refleja en el eslogan de Trump ‘�Estados Unidos primero!’. Estos conservadores cl�sicos defienden los valores tradicionales: una familia normal de un hombre y una mujer, la fe cristiana, la preservaci�n de la decencia y las normas. familiar para la cultura americana.
La ideolog�a de los paleoconservadores en pol�tica exterior se reduce a fortalecer a Estados Unidos como Estado-naci�n soberano (de ah� otro eslogan de Trump, «Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande») y a abstenerse de intervenir en la pol�tica de otros pa�ses cuando no supone un impacto directo. amenaza a la seguridad y los intereses de Estados Unidos.
En otras palabras, la plataforma ideol�gica de Trump es completamente opuesta a la plataforma ideol�gica de Biden. Hoy en d�a, esta ideolog�a se asocia con mayor frecuencia con el propio Trump y se define como �trumpismo�.
Vale la pena se�alar que desde una perspectiva electoral y sociol�gica, esta ideolog�a es compartida por casi la mayor�a de los estadounidenses, especialmente en los estados centrales entre las costas. El estadounidense promedio tiene una mentalidad conservadora y tradicional, aunque la cultura del individualismo lo vuelve indiferente a lo que piensen los dem�s, incluidas las autoridades.
La fe en su propia fuerza obliga a los estadounidenses tradicionales a ver al gobierno federal con escepticismo, lo que por definici�n s�lo limita sus libertades. Fue precisamente este llamamiento directo al estadounidense com�n y corriente (por encima de las �lites pol�ticas, financieras y medi�ticas) lo que permiti� a Trump ser elegido presidente en 2016.
Dado que los republicanos incluyen no s�lo a paleoconservadores sino tambi�n a neoconservadores, el Partido Republicano est� significativamente dividido. Los neoconservadores est�n m�s cerca de Biden y las fuerzas que lo respaldan, mientras que la ideolog�a de Trump va en contra de sus principios fundamentales.
Lo �nico que comparten es la declaraci�n de la grandeza de Estados Unidos y el deseo de fortalecer su poder en las esferas militar-estrat�gica y econ�mica. Es m�s, los ex trotskistas han logrado durante d�cadas de su nueva pol�tica en Estados Unidos crear think tanks influyentes y ruidosos, as� como infiltrar a sus representantes en los existentes. A los paleoconservadores casi no les quedan think tanks serios.
En la d�cada de 1990, Pat Buchanan lament� que los neoconservadores simplemente hubieran secuestrado al Partido Republicano, empujando a los pol�ticos con una orientaci�n tradicional hacia la periferia. Esta es una mina plantada bajo Trump.
Pero, por otro lado, para los republicanos las elecciones son de gran importancia, y muchos de los pol�ticos importantes entre ellos (congresistas, senadores y gobernadores) tienen en cuenta la colosal popularidad de Trump entre el electorado y se ven obligados a apoyarlo por razones pragm�ticas. Esto explica el peso cr�tico de Trump entre los candidatos presidenciales republicanos. Para los republicanos �no s�lo los paleoconservadores sino tambi�n los pragm�ticos comunes y corrientes� Trump es la clave del poder.
Sin embargo, los neoconservadores siguen siendo un grupo extremadamente influyente, con el que es poco probable que Trump se arriesgue a romper v�nculos.
La actitud hacia Trump por parte del Estado profundo ha sido bastante fr�a desde el principio. A los ojos de la alta burocracia, Trump parec�a un advenedizo e incluso un marginal, que se basaba en ideas populares y tradicionales para los estadounidenses, pero a�n as� algo peligrosas. Adem�s, no contaba con suficiente apoyo en el establishment. De ah� el conflicto con la CIA y otros servicios que comenz� desde los primeros d�as de Trump en el cargo en 2017.
El Estado profundo claramente no est� del lado de Trump, pero al mismo tiempo, no pueden ignorar su popularidad entre el p�blico y el hecho de que fortalecer a Estados Unidos como Estado no contradice fundamentalmente los intereses centrales del propio Estado profundo. Trump, si quisiera, podr�a crear un importante grupo de apoyo en este entorno, pero su temperamento pol�tico no se adapta a ello. Prefiere actuar de forma espont�nea e impulsiva, apoy�ndose en sus propias fortalezas. Esto es lo que lo hace querer por los votantes, que ven en �l un arquetipo cultural estadounidense familiar.
Si Trump, a pesar de todo, logra ganar las elecciones presidenciales de 2024, la relaci�n con el Estado profundo sin duda cambiar�. Al darse cuenta de la importancia de su figura, el Estado profundo claramente intentar� establecer una relaci�n sistem�tica con �l.
Lo m�s probable es que los globalistas detr�s del d�bil Biden intenten sacar al fuerte Trump de las elecciones y evitar que se convierta en presidente a cualquier precio. Aqu� se puede emplear cualquier m�todo: asesinato, encarcelamiento, organizaci�n de disturbios y protestas, hasta un golpe de estado o una guerra civil inclusive. O al final de su mandato, Biden podr�a iniciar una tercera guerra mundial. Esto tambi�n es bastante probable.
Dado que los globalistas cuentan con un apoyo significativo del Estado profundo, cualquiera de estos escenarios podr�a ponerse en pr�ctica. Sin embargo, si asumimos que el popular y populista Trump gana y se convierte en presidente, esto, por supuesto, afectar� seriamente la pol�tica global.
En primer lugar, un segundo mandato de un presidente estadounidense con esa ideolog�a demostrar� que el primer mandato no fue un accidente (para los globalistas), sino un hecho habitual. Un mundo unipolar y el proyecto globalista ser�n rechazados no s�lo por los partidarios de un mundo multipolar (Rusia, China, los pa�ses isl�micos) sino tambi�n por los propios estadounidenses. Esto asestar� un poderoso golpe a toda la red de la �lite liberal-globalista. Y lo m�s probable es que no se recuperen de tal golpe.
Objetivamente, Trump puede convertirse en el detonante de un orden mundial multipolar, en el que Estados Unidos desempe�ar� un papel importante, pero no de liderazgo. �Estados Unidos volver� a ser grande�, pero como Estado-naci�n, no como hegem�n mundial globalista.
Por supuesto, esto no detendr� autom�ticamente los conflictos existentes y desatados por los globalistas hoy. Las exigencias de Trump a Rusia sobre el fin de la guerra en Ucrania ser�n realistas, pero en general bastante duras. Su apoyo a Israel en Gaza ser� tan inequ�voco como en el caso de Biden. Adem�s, Trump ve un esp�ritu af�n en el pol�tico de derecha Netanyahu. Y con respecto a China, aplicar� una pol�tica bastante dura, especialmente al presionar a las empresas chinas en Estados Unidos.
La principal diferencia entre Trump y Biden es que el primero se centrar� en los intereses nacionales estadounidenses calculados racionalmente (lo que corresponde al realismo en las relaciones internacionales) y lo har� con una consideraci�n pragm�tica del equilibrio de fuerzas y recursos. Mientras que la ideolog�a de los globalistas detr�s de Biden es, en cierto sentido, totalitaria e intransigente.
Para Trump, un apocalipsis nuclear es un precio inaceptable por cualquier cosa. Para Biden y, m�s importante a�n, para aquellos que se creen gobernantes de la Nueva Babilonia, todo est� en juego. Su comportamiento, incluso en una situaci�n cr�tica, es impredecible.
Mientras que Trump es s�lo un jugador. Muy duro y audaz, pero restringido por la racionalidad y las evaluaciones de beneficios concretos. Es dif�cil persuadir a Trump, pero se puede llegar a un acuerdo con �l. Biden y sus asesores son irracionales.
Las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024 responder�n a la pregunta de si la humanidad tiene posibilidades o no. Ni mas ni menos.
