1. El dólar ya no es la moneda de EE.UU., sino un instrumento de Wall Street y la City de Londres, saqueando economías globales.
  2. Trump no es la causa, sino el síntoma de un sistema colonial de 500 años en colapso, mientras los BRICS emergen como alternativa.
  3. La desclasificación de archivos históricos y la lucha contra el «Estado profundo» podrían redefinir la política global, pero el riesgo de guerra nuclear persiste.

En un momento crítico de la historia, donde la desglobalización, el regreso de Trump y el ascenso de bloques como los BRICS marcan la incertidumbre global, Denis Small, director de Executive Intelligence Review, analiza para El Mercurio Ahora o Nunca, las fuerzas que reconfiguran el tablero internacional. Desde el saqueo del dólar hasta las tensiones nucleares con Irán, este artículo desentraña cómo las políticas proteccionistas, la lucha financiera y las alianzas emergentes están moldeando un nuevo orden mundial. ¿Estamos ante el fin de una era o el inicio de un caos controlado?

El dólar: De moneda nacional a arma de saqueo global
El dólar ha dejado de ser un símbolo de soberanía estadounidense para convertirse en un instrumento de Wall Street y la City de Londres. Denis Small señala que esta moneda supranacional, respaldada por una burbuja especulativa de $2000 billones, está drenando las economías físicas de EE.UU. y otros países. Empresas como BlackRock y Vanguard operan como «parásitos financieros», priorizando ganancias cortoplacistas sobre el desarrollo real. La solución, según Small, radica en revivir políticas como la Ley Glass-Steagall, separando la banca productiva de la especulativa.

Trump: ¿Síntoma o estratega del colapso?
Trump no es un agente de cambio, sino un reflejo del derrumbe de un sistema neocolonial de cinco siglos. Su política de «América First» ha desestabilizado al establishment, desde detener el financiamiento a Ucrania hasta desafiar al «Estado profundo». Sin embargo, sus medidas contra migrantes o su enfoque aislacionista en América podrían agravar crisis sociales y económicas. Small advierte: Trump carece de coherencia, pero su disruptividad abre grietas para reformas profundas.

BRICS: La alternativa económica que nadie puede ignorar
Representando al 57% de la población global, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) encarnan un modelo basado en economía física y cooperación soberana. China lidera con iniciativas como la Franja y la Ruta, mientras Rusia impulsa avances tecnológicos (como el misil hipersónico Ornik). Small destaca que este bloque no busca confrontar, sino ofrecer un sistema multipolar donde el crédito se oriente al desarrollo, no a la especulación.

La desclasificación de archivos: Una bomba política
La promesa de Trump de revelar los expedientes de JFK, RFK y Martin Luther King podría exponer la red de poder detrás de su asesinato. Small subraya que estos crímenes no fueron meros eventos aislados, sino golpes estratégicos para enterrar la era de industrialización y cooperación internacional impulsada por Kennedy. La desclasificación no solo desnudaría al «Estado profundo», sino que reabriría el debate sobre el rumbo moral de EE.UU.

Irán y la sombra de la guerra nuclear
La tensión con Irán, aliado clave de Rusia, es un polvorín geopolítico. Aunque Trump ha frenado temporalmente el conflicto en Ucrania, su retórica contra Teherán y el lobby sionista de Netanyahu mantienen vivo el riesgo de escalada. Small sugiere que la solución depende de un entendimiento entre Trump y Putin, junto a iniciativas como el «Plan Oasis» para desarrollo infraestructural en Medio Oriente, priorizando agua y cooperación económica sobre divisiones políticas.

Inteligencia Artificial vs. Creatividad humana: ¿Quién controla el futuro?
El ascenso de élites tecnocráticas (como Elon Musk o Sam Altman) promueve un capitalismo de vigilancia y transhumanismo, aliado con agendas como el «Gran Reinicio». Small critica esta visión: la IA jamás igualará la creatividad humana, basada en principios físicos universales. Rusia y China, con avances en física aplicada (magnetohidrodinámica), demuestran que la verdadera innovación nace de la ciencia básica, no de algoritmos.

La lucha contra el «Estado profundo»: ¿Reforma o caos?
Figuras como Tulsi Gabbard (Directora de Inteligencia Nacional) y Kash Patel (FBI) encarnan la purga de neoconservadores y halcones de guerra (como Pompeo o Bolton). Small celebra este intento por desmantelar redes como la CCD ucraniana, pero alerta sobre riesgos: si Trump cede al lobby financiero (ejemplo: su Secretario del Tesoro vinculado a Soros), el cambio será superficial.

ONU, FMI y OTAN: ¿Reforma o extinción?
Instituciones como el FMI y la OTAN son reliquias de un orden unipolar en bancarrota. Los BRICS proponen un Nuevo Banco de Desarrollo, mientras la ONU, pese a sus fallas, sigue siendo un foro vital. Small argumenta que la arquitectura financiera debe priorizar crédito productivo y proyectos como ferrocarriles bioceánicos, no rescates a bancos.

China: ¿Amenaza o socio necesario?
La iniciativa china de la Franja y la Ruta no es un desafío, sino una oportunidad para EE.UU. Cooperar en infraestructura (ejemplo: un canal en Nicaragua o puertos en Perú) resolvería crisis migratorias y revitalizaría la economía física. Sin embargo, la élite financiera estadounidense, adicta al saqueo, bloquea esta sinergia.

El renacimiento cultural: Antídoto contra la manipulación
La «estupidización» masiva (pornografía, drogas, contracultura) facilita el control tecnocrático. Small aboga por revivir la cultura clásica y la educación científica, como hizo Kennedy, para empoderar a las nuevas generaciones. Solo así, afirma, la humanidad resistirá a agendas distópicas y recuperará su destino creativo.

Reflexiones Finales y Consideraciones de Dennis Small

La cooperación es la única salvación
El mundo no puede permitirse otro siglo de guerras por recursos o hegemonía. Iniciativas como el «Plan Oasis» o la Franja y la Ruta demuestran que el desarrollo compartido es viable. EE.UU. debe elegir: seguir siendo títere de Wall Street o liderar, junto a China y Rusia, un nuevo paradigma basado en infraestructura, energía limpia y crédito productivo.

El riesgo del aislacionismo
Las políticas de «América First» o nacionalismos extremos fracturan la respuesta global a crisis climáticas, pandemias o migraciones masivas. La desglobalización no debe significar fragmentación, sino una redefinición de la soberanía: países libres para innovar, pero unidos en proyectos comunes.

Humanismo vs. Tecnocracia
La batalla final no es entre Oriente y Occidente, sino entre quienes ven a la humanidad como mercancía y quienes luchan por su dignidad. La creatividad, el arte y la ciencia deben ser pilares de esta nueva era. Como advierte Small: «El dólar especulativo morirá, pero el futuro pertenece a quienes inviertan en el ser humano».

¿Hacia dónde vamos? La respuesta depende de si elegimos el miedo o la audacia.

La entrevista, aquí:

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