Por Andrew Korybko

Consultas regulares entre Estados Unidos, China, Rusia, India y Japón sobre el orden mundial emergente ayudarían a gestionar conjuntamente los problemas a medida que surjan y, por lo tanto, reducirían las posibilidades de una inestabilidad sistémica incontrolable en este momento sensible en el que un solo movimiento equivocado podría desatar un caos global.

Defense One fue el primero en informar sobre la supuesta existencia de una propuesta “Core 5” (C5) en la versión presuntamente clasificada de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Estaría integrada por Estados Unidos, China, Rusia, India y Japón, que se reunirían regularmente para discutir cuestiones de importancia global.

La Unión Europea quedaría notablemente excluida, presumiblemente porque Estados Unidos finalmente se ha dado cuenta de que ahora es una organización impulsada por la ideología que se deleita en el postureo y rara vez logra algo importante en la actualidad.

El filósofo ruso Alexander Dugin evaluó que India equilibraría entre las facciones de facto sino-rusa y estadounidense-japonesa del C5 para facilitar avances tangibles en los temas que abordarían.

Sobre estos, Defense One informó que el primer punto en su agenda sería “la seguridad en Oriente Medio —específicamente, la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita”.

Con el tiempo, cuestiones económicas, financieras y otras geopolíticas probablemente también acabarían sobre la mesa de este extraoficial Consejo de Seguridad de la ONU centrado en Asia.

Esto nos lleva al propósito de la propuesta del C5, es decir, reformar la gobernanza global de manera práctica, teniendo en cuenta el creciente rol de Asia en ella y las limitaciones del Consejo de Seguridad de la ONU derivadas del poder de veto de sus miembros permanentes. Ampliar el número de miembros permanentes simplemente extendería las sesiones de trabajo del Consejo de Seguridad para dar a todos la oportunidad de hablar, al tiempo que exacerbaría su disfunción si los nuevos miembros permanentes también reciben poder de veto (ya sea de inmediato o después de un tiempo).

Además, Rusia no aceptaría que los perdedores de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón, se unan como miembros permanentes, mientras que China no aceptaría a su enemigo histórico japonés ni a su rival de larga data, India. Por lo tanto, la inclusión de Japón e India en el C5 es una forma de involucrarlos informalmente en la gobernanza global. Excluir a Alemania y al resto de Europa pretende señalar que Estados Unidos está serio sobre lograr resultados, además de halagar el ego de los miembros asiáticos reforzando la noción de un Siglo Asiático.

Dada la función prevista del C5 como un Consejo de Seguridad de la ONU extraoficial centrado en Asia, sus responsabilidades no entrarían en conflicto con las de BRICS, el G7 o el G20, sino que las complementarían al establecer sus respectivas agendas.

Para llegar al punto en que esta propuesta informada sea políticamente viable, sin embargo, Estados Unidos debe ante todo entrar en una “Nueva Distensión” con Rusia al finalizar el conflicto ucraniano, cuyo camino los lectores pueden conocer más en esta serie de seis partes (enlaces originales en inglés).

Otros obstáculos incluyen las sanciones de Estados Unidos y Japón contra Rusia, la falta de un tratado de paz entre Rusia y Japón para poner fin a su dimensión de la Segunda Guerra Mundial, las nuevas tensiones sino-japonesas sobre Taiwán, y las difíciles relaciones entre China, India y Estados Unidos.

El C5 solo podría tomar forma si estos se resuelven o se dejan de lado en interés del bien mayor, y solo en caso de una “Nueva Distensión” ruso-estadounidense.

Si todo eso ocurre —lo cual está lejos de estar garantizado y tomaría tiempo en cualquier caso—, entonces Rusia saldría beneficiada.

Políticamente, Rusia formaría parte de un club exclusivo para establecer las agendas de todos los demás grupos internacionales; económicamente, podría aprovechar más fácilmente su riqueza en recursos para recibir tecnología avanzada de los otros miembros, incluyendo IA a cambio de permitirles establecer centros de datos alimentados y refrigerados por su potencial hidroeléctrico casi ilimitado; y estratégicamente, Rusia moldearía conjuntamente el orden mundial emergente.

La Comunidad Alternativa de Medios, por lo tanto, no debería descartar la participación de Rusia.

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Un comentario

  1. Es buena la idea, el concepto, que se lleve a cabo es harto dificil. Si se arma el G-5, EE UU tendría mejores cartas sobre la mesa, porque Japón solo es su peón e India esta siendo cortejada bastante por EE UU, así atraería mejores acuerdos a su favor. Todo esto daría al traste con el G-5, por lo tanto Japón debe ser sacado del mismo, además de su declive demografico y autonomía estrategica limitada. En el G-4 realmente se vería si las potencias estarían dispuestas a no llegar al caos y estabilizar la problematica mundial o hundirnos en el caos, el cual teme China, temor que lleva geneticamente incrustado en su población y en las élites gobernantes.

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