Por Sally Fallon Morell
Las nuevas directrices sobre el tratamiento de la obesidad infantil de la Academia Americana de Pediatr�a piden un tratamiento precoz y agresivo -incluyendo medicamentos para perder peso para ni�os de tan s�lo 6 a�os y cirug�a bari�trica para j�venes de tan s�lo 13 a�os- en lugar de lo que ellos llaman «espera vigilante o retraso innecesario del tratamiento adecuado de los ni�os.»
Las directrices suscitaron de inmediato la pol�mica, con cr�ticos de izquierdas preocupados por la desigualdad de acceso al tratamiento y comentaristas conservadores que sugieren que las directrices ofrecen una salida f�cil a las malas elecciones de estilo de vida. Cr�ticos de todo el espectro han se�alado las posibles consecuencias a largo plazo de medicar a los ni�os e intervenir quir�rgicamente a adolescentes de forma irreversible.
Las «opciones de estilo de vida» suelen significar m�s ejercicio -junto con menos alimentos procesados y m�s frutas y verduras en la dieta-, pero nadie en la corriente dominante sugiere que la soluci�n sea permitir que los ni�os coman m�s grasas saturadas naturales.
Hace a�os, mi coautora y colega Mary Enig, doctora en ciencias de la nutrici�n, mantuvo una interesante conversaci�n con un funcionario del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. La agencia hab�a investigado la mejor forma de engordar cerdos, investigaci�n que nunca se public�. Cuando alimentaban a los cerdos con leche entera o aceite de coco, los cerdos se manten�an delgados; descubrieron que la mejor manera de engordar a los cerdos era alimentarlos con leche desnatada.
Las directrices diet�ticas del Departamento estipulan leche reducida en grasa para todos los estadounidenses mayores de 2 a�os. �Podr�a esta pol�tica -iniciada en los a�os 90- explicar el aumento de la obesidad entre los ni�os estadounidenses? Un par de estudios indican que podr�a ser as�.
El primero, publicado en 2006 en la revista American Journal of Clinical Nutrition, analiz� la dieta y los marcadores metab�licos en ni�os suecos de 4 a�os. «Un alto �ndice de masa corporal se asoci� con un bajo porcentaje de energ�a procedente de las grasas», y un mayor peso se relacion� con una mayor resistencia a la insulina, sobre todo en las ni�as. En otras palabras, los ni�os con dietas bajas en grasa tend�an a tener sobrepeso y presentaban marcadores que presagian diabetes m�s adelante en la vida.
El segundo estudio, publicado en 2013 en Archives of Diseases of Children, se fij� espec�ficamente en los ni�os que consum�an leche reducida en grasa, comparando el �ndice de masa corporal de los que beb�an un 1 por ciento de leche desnatada y un 2 por ciento de «leche entera». (Pongo «leche entera» entre comillas porque la leche entera comercial contiene un 3,5 por ciento de grasa, y la leche entera obtenida en la granja puede contener hasta un 5 por ciento de grasa).
En todos los subgrupos raciales, �tnicos y de estatus socioecon�mico, los que beb�an un 1 por ciento de leche desnatada «ten�an una mayor probabilidad ajustada de tener sobrepeso… u obesidad… En el an�lisis longitudinal, los ni�os que beb�an un 1 por ciento de leche desnatada tanto a los 2 como a los 4 a�os ten�an m�s probabilidades de tener sobrepeso/obesidad entre estos puntos temporales…»
En otras palabras: los ni�os que toman leche desnatada tienen m�s probabilidades de engordar, �igual que los cerdos!
La industria alimentaria y la Administraci�n de Alimentos y Medicamentos de EEUU insisten en que el GMS (glutamato monos�dico) no tiene nada de malo; sin embargo, si se busca «obesidad inducida por GMS» en PubMed, aparecer�n casi cien citas. Es dif�cil hacer que los animales de investigaci�n coman en exceso y se vuelvan obesos para estudiar la obesidad, as� que los cient�ficos alimentan a ratas, ratones y h�msters con glutamato monos�dico para que coman m�s y engorden.
La mayor�a de las citas son estudios con animales, no ensayos con humanos, y la industria alimentaria ha argumentado que la cantidad de glutamato monos�dico administrada a los animales es mucho mayor, en funci�n del peso corporal, de lo que comer�an los humanos. O, dicen, la asociaci�n entre el aumento de peso y el glutamato monos�dico es en realidad una asociaci�n entre el aumento de peso y los alimentos procesados, ya que el glutamato monos�dico est� en casi todos los alimentos procesados.
El primero, publicado en 2006 en la revista American Journal of Clinical Nutrition, analiz� la dieta y los marcadores metab�licos en ni�os suecos de 4 a�os. «Un �ndice de masa corporal elevado se asociaba a un bajo porcentaje de energ�a procedente de las grasas», y un mayor peso se relacionaba con una mayor resistencia a la insulina, sobre todo en las ni�as. En otras palabras, los ni�os con dietas bajas en grasas tend�an a tener sobrepeso y presentaban marcadores que presagian diabetes m�s adelante en la vida.
El segundo estudio, publicado en 2013 en Archives of Diseases of Children, se fij� espec�ficamente en los ni�os que consum�an leche reducida en grasa, comparando el �ndice de masa corporal de los que beb�an un 1 por ciento de leche desnatada y un 2 por ciento de «leche entera». (Pongo «leche entera» entre comillas porque la leche entera comercial contiene un 3,5 por ciento de grasa, y la leche entera obtenida en la granja puede contener hasta un 5 por ciento de grasa).
Ahora veamos el tipo de leche que reciben los ni�os en las escuelas p�blicas. Se les ofrece leche desnatada al 1% o leche con chocolate, �adivina cu�l prefieren? La leche con chocolate se pone en sus bandejas y pueden consumirla o rechazarla. Veamos los ingredientes de la leche con chocolate que se da a nuestros hijos creyendo que as� se mantendr�n delgados:
«Leche descremada, az�car, contiene menos de 1 por ciento de: cacao (procesado con �lcali), almid�n de ma�z, sal, carragenina, sabor natural y artificial, palmitato de vitamina A, vitamina D3».
El primer ingrediente es leche descremada -ni siquiera un 1 por ciento de leche- y el segundo ingrediente es az�car -aproximadamente 14 gramos de az�car a�adido en una raci�n de 8,5 onzas, o alrededor de 1 cucharada sopera-.
Por lo tanto, la ciencia indica que dar a los ni�os leche descremada, especialmente combinada con az�car, es una receta para engordar a los ni�os y prepararlos para la diabetes en el futuro. Pero hay m�s: entre los ingredientes secundarios figura el «saborizante artificial», un t�rmino que suele utilizarse para designar el glutamato monos�dico oculto.
�Qu� ocurre cuando consumimos peque�as cantidades de glutamato monos�dico como saborizante d�a tras d�a, como hacen los escolares cuando toman leche con chocolate? Un estudio de 2008, publicado en la revista Obesity, confirma que el glutamato monos�dico est� efectivamente asociado al aumento de peso en humanos, y no por su inclusi�n en alimentos procesados. En este ensayo bien dise�ado, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill estudiaron a 750 hombres y mujeres chinos, de entre 40 y 59 a�os, que viv�an en tres aldeas rurales chinas.
La mayor�a de los sujetos del estudio preparaban sus comidas en casa sin alimentos procesados comercialmente y alrededor del 82% utilizaba glutamato monos�dico. Los participantes que consum�an las mayores cantidades de glutamato ten�an casi el triple de incidencia de sobrepeso que los que no lo consum�an, incluso teniendo en cuenta la actividad f�sica y la ingesta cal�rica.
As� pues, nuestros escolares almuerzan d�a tras d�a bombas de az�car bajas en grasa con una pizca de glutamato monos�dico inductor de la obesidad. �Es de extra�ar que aumente la obesidad? Los cambios en el «estilo de vida», como comer frutas y verduras o hacer m�s ejercicio, no son rivales para este sigiloso ladr�n de la salud.
Suena contraintuitivo, pero la soluci�n al problema de la obesidad en nuestros ni�os es m�s grasa saturada natural que contenga vitaminas importantes, especialmente vitamina A: leche entera, mantequilla, queso y carne cocinada con la grasa.
Estos alimentos favorecen la salud del metabolismo tiroideo y la producci�n de hormonas de forma que les ayudan a mantenerse en�rgicos y delgados. Sobre todo, estos alimentos favorecen la saciedad y la estabilidad del az�car en sangre, de modo que los ni�os ser�n menos propensos a consumir alimentos procesados, muchos de los cuales contienen glutamato monos�dico.